La duquesa de Alba, Doña Cayetana (de nombre completo María de Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva) hizo múltiples aportaciones al mundo de la cultura, como bien se viene recordando en estos días. Pero además hay otras muchas aportaciones, menos conocidas o menos recordadas, en las que se prestó a fines sociales en apoyo de asociaciones, empresas o entidades que por alguna razón consideraba ella dignas de su apoyo. Es el caso, por ejemplo, de haber utilizado asiduamente la firma Balenciaga o haber promovido desfiles benéficos con otras como Dior.
En el campo del juguete hay una historia curiosa, pues Doña Cayetana consintió en que una muñeca llevara su nombre, la muñeca Cayetana, de la firma Diana (y luego Famosa). Ello la convirtió en madrina de un juguete y en impulsora de la actividad empresarial, precisamente en unos tiempos en que resultaba muy necesario.
Eran los tiempos de la posguerra, entrados los años 40 en una España bastante gris. Los juguetes escaseaban o resultaban casi inaccesibles para muchos niños. Una muñeca destacaba por entonces, la Mariquita Pérez, la cual no obstante resultaba excesivamente cara para la gran mayoría. Se planteó entonces hacer una muñeca alternativa, más pequeña –unos 45 cm.- y mas asequible, y así fueron surgiendo diversos modelos. Uno de ellos fue la muñeca Cayetana, diseñada aprovechando la referencia de una de las niñas que podían servir de modelo en la España de entonces.
Realmente, para entonces Doña Cayetana de Alba ya era una mujer y entraba en la fase de su matrimonio y maternidad, pero en la población se conservaban los ecos de sociedad de las revistas, las fotografías, las noticias, sobre aquella niña Cayetana que vestía siempre de forma impecable, era alegre y educada, tenía un poni, una bici y un jardín, había vivido en Londres y París, hablaba muchos idiomas…
Los creadores de la muñeca pensaron que el producto podía ser la perfecta alternativa, desde el mundo aristocrático pero amable, a una Mariquita Perez menos empática. Fue Isidro Rico Miralles quien creó a Cayetana, allá por 1946 en su empresa Diana, ubicada en la localidad alicantina de Onil, ya por entonces volcada al sector juguetero. Un hijo de aquél, llamado Isidro Rico Juan, fundó FAMOSA con otras empresas (Fabricantes de Muñecas de Onil, Sociedad Anónima) en el año 1957, manteniendo en su producción a Cayetana. La muñeca era atractiva a las niñas por varios motivos, -además de por el glamour de su madrina, la duquesa de Alba-, pues decía papá y mamá, tenía pelo natural (no siempre), ojos de cristal que podían cerrarse, y unos dientes muy correctos. Además andaba, y hasta se le compuso una canción como reclamo publicitario.
Fue acompañada de otros muñecos de los que se decía que eran sus hermanos, como Manolín, Pitusa o Nanín, hechos de celuloide o cartón piedra, con pelo a veces en relieve, articulados… para distinguir los modelos pueden mirarse por ejemplo sus dientes, que en algunos casos no existen o en otros ya aparecen –de leche- en la parte inferior, o las manos –que aparecen cerradas o bien con dedos abiertos y más expresivos. Pueden apreciarse numerosas imágenes en ofertas para coleccionistas de juguetes antiguos, donde se habla de sus medidas (unos 30-35 cm.), vestidos y complementos, pues no hay que olvidar que Cayetana y sus “familiares” tenían también su vestuario y ajuar.
Es curioso recordar que, a diferencia de la muñeca, la verdadera Cayetana de Alba no tuvo hermanos (su madre falleció siendo ella niña), si bien como madre ha sido conocida su gran dedicación a sus propios hijos. Eso nos hace sospechar que debió sentirse realmente halagada por dar su nombre a un juguete destinado a hacer felices a los niños.